Tambores de Guerras vuelven a sonar en el Este de Europa. Ucrania, el país más pobre de Europa junto con Moldavia, ve como el nuevo militarismo ruso sigue violando su soberanía nacional. Ante el peligro del expansionismo y separatismo ruso el gobierno ucraniano ha optado por acercarse a la OTAN y a la Unión Europea, con el objetivo de obtener la protección militar y económica frente a Rusia. Esto último, y la expansión reciente de la OTAN hacia el antiguo espacio soviético ha sido visto por Rusia como un ataque a su propia seguridad nacional y los intereses económicos que la oligarquía rusa tienen depositados en Europa. Rusia ha optado por ejercer su influencia geopolítica más agresivamente en lo que esta entiende como es su "esfera de influencia". Esto ha llevado a la militarización de muchos países exsoviéticos que no quiere saber nada de Rusia, como los países bálticos o Polonia. Ucrania ha sufrido varias violaciones de soberanía por parte de Rusia en esta última década.
Desde el colapso de la URSS a principios de los noventa los países que la conformaban junto con Rusia han tomado diferentes caminos y perspectivas. Los países situados en Asia Central, a pesar de ser estados de plena soberanía, siguen inmersos en la esfera de influencia rusa, debido a los lazos históricos y económicos que las unen con la Madre Patria, además de no tener una alternativa próxima que compita con esta, como es el caso de la UE en Europa. Otros países de menor relevancia como Serbia, Armenia o Bielorrusia siguen siendo vasallos de Rusia.
No obstante, muchos de los países exsoviéticos que conquistaron su independencia en 1991 han tomado un camino muy distinto, rechazando la supremacía rusa y alejándose todo lo posible de su influencia, incorporándose a la OTAN y/o a la UE para incorporarse económica y militarmente a Occidente como escudo contra la propia Rusia. Este es el caso de los países bálticos, los cuales se incorporaron con éxito a estas instituciones, cerrado la influencia rusa en sus respectivos países drásticamente. También es el caso de Georgia, la cual ha intentado por activa y por pasiva acercarse mucho más a Occidente que a Rusia, lo cual ha provocado que esta última interviniera en este pequeño país del Cáucaso con la excusa de defender a los movimientos separatista de Abjasia y Osetia del Sur.
Ucrania es un caso parecido al de Georgia. Un país que ha sufrido muchísimo durante la larga ocupación soviética, siendo sus expresiones nacionales y culturales agresivamente reprimidas por el socialismo (nacionalista) soviético. La historia de Ucrania es una de las más trágicas, pues su posición geográfica la ha posicionado en una zona en la que han chocado grandes potencias. Durante mucho tiempo, Ucrania fue una zona fronteriza en la que grandes estados como la Mancomunidad Polaca-lituana, el Imperio Otomano y el Imperio Ruso han chocado y guerreado, llevando el caos y la miseria a los cosacos ucranianos, los cuales solo podían unirse en confederaciones tribales contra grandes estados militares.
El propio nombre de Ucrania hace referencia a su posición geográfica, pues significa aproximadamente "tierra fronteriza". Este carácter fronterizo es lo que ha marcado el devenir histórico de Ucrania. Se encuentra en una posición estratégica de gran interés económico y militar. El suelo ucraniano es uno de los más fértiles del Mundo, tanto que Hitler desvió su "imparable" avance a Moscú durante la Gran Guerra Patria (1941-1945) para ocupar los campos agrícolas ucranianos con e objetivo de abastecer al Reich alemán y controlar la península de Crimea y el Mar Negro. Este último punto también es de vital importancia, pues Ucrania dispone de un acceso privilegiado al Mar Negro, y por ello al Mediterráneo Oriental.
Todo Estado o Imperio que se ha conformado en cerca de Ucrania a considerado a esta como una zona de gran importancia militar y de seguridad. La geografía ucraniana se caracteriza por ser una zona bastante llana y homogénea, la cual está irrigada por varios ríos, siendo los más importantes el Dniéper y el Dniéster. Ucrania es una gran extensión de llanuras muy fértiles que no proporciona ninguna barrera natural que separe Europa Oriental de las llanuras rusas y centroasiáticas. Es por ello que los numerosos grupos nómadas han entrado a Europa por eta zona. Esto ha hecho que los Estados circundantes a Ucrania trataran a esta como una zona militar, en la que el control de las grandes llanuras es vital para abastecerse de alimentos y protegerse contra incursiones extranjeras. Precisamente Rusia, en su etapa imperial, entendió a Ucrania como una zona vulnerable para su seguridad debido a la presencia polaca, cosaca y otomana en la zona.
El Imperio Ruso anexionó el Hetmanato cosaco en 1764 bajo el reinado de Catalina II, quedando el actual territorio ucraniano incorporado a la administración zarista. Esto inició la lenta pero inexorable rusificación del territorio ucraniano, en especial la zona oriental y Crimea. Esta última era (y sigue siendo) importantísima para Rusia, pues proporcionaba un puerto cálido a Rusia, Sebastopol, algo que le daba una nueva proyección de influencia sobre el Mediterráneo y los Balcanes, sobre todo en las poblaciones eslavas ortodoxas, como serbios, rumanos, moldavos o montenegrinos entre otros. Desde este momento, Ucrania ha sido una zona esencial para la geopolítica rusa.
La Guerra Civil Rusa (1917-1923) supuso una auténtica sangría para toda la población. Varios bandos militares se enfrentaron entre sí, siendo los más importantes el Ejército Rojo, comandado por Lenin, Trotsky y los bolcheviques, y el Ejército blanco, una amalgama de monárquicos, liberales y nacionalistas que se oponían a la revolución comunista. En el caso de Ucrania, esta se desgarró en varios bandos que se matan entre sí, una guerra civil entre nacionalistas, comunistas y anarquistas. Con la firma del tratado Brest-Litovsk (1918), Rusia finaliza la Guerra por separado con las Potencias Centrales, cediendo grandes porciones de territorio, en especial Ucrania, lo cual queda explícitamente estipulado en el artículo 6 de dicho tratado. Ucrania se desliga formalmente de Rusia, aunque se hunde en el más absoluto caos en la lucha intestina entre nacionalistas y anarquistas, el famoso Ejercito Negro. Con el colapso de las potencias centrales y el fin de la Gran Guerra (1919) hizo que Rusia, reconvertida en la Unión Soviética, interviniera en Ucrania de una forma tan brutal que pudo aniquilar tanto a nacionalistas como a anarquistas, incorporando a Ucrania a su territorio como una República Socialista, una mera provincia del vasto Imperio Soviético.
El periodo soviético de Ucrania fue brutal para la población de esta nación. El Comunismo de Guerra de Lenin (1918-1921), la Gran Hambruna de Stalin (1932-1934) o la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) fueron acontecimientos de extrema violencia y miseria para el pueblo ucraniano. El estalinismo fue tan brutal sobre Ucrania que la Ocupación Nazi fue vista en un primer momento como algo preferible, tanto que muchos ucranianos veían como libertadores a las tropas teutonas. No obstante, esta situación cambio muy rápidamente. En su libro La Europa de Hitler (1995), el historiador y filósofo británico Arnold Toynbee explica que la ocupación nazi se volvió muy odiosa para los ucranianos debido a la políticas raciales y agrarias de los propios nazis. Para el alto comisariado nazi, los eslavos eran razas inferiores que debido a su debilidad racial eran propensos a propagar "terribles enfermedades sociales como el bolchevismo o el judaísmo". Es así que los nazis administraron Ucrania como una colonia de explotación militar, tratando a los ucranios como meros esclavos desechables, los cuales sería exterminados después de la victoria alemana sobre el bolchevismo eslavo. Esta actitud ante los ucranianos provocó que muchos de ellos rápidamente volvieran a regañadientes bajo la férrea tutela de Stalin.
Con el colapso del III Reich alemán y la nueva ocupación soviética de Ucrania, esta estuvo bajo el yugo de la Rusia soviética durante casi toda la segunda mitad del S.XX. Esto provocó que Ucrania se convirtiera en una zona militar de gran importancia para el Imperio Soviético, pues le permitía proyectar su influencia económica y militar sobre las Repúblicas Democráticas colindantes. Ucrania se convirtió en un importante núcleo para la industria militar, energética y agraria para la URSS. La influencia rusa en Ucrania aumentó aún más la rusificación de la población de las regiones oriental de esta última, creando una realidad cultural y nacional paralela a la ucraniana, sobre todo en Crimea, la cual pertenecía a la RSFS, pero fue cedida a la RSS de Ucrania con la excusa de garantizar la integridad económica de la región, un error político casi a la altura de la cesión del Nagorno Karabaj a Azerbaiyán por parte de Stalin.
El desastre nuclear de Chernóbil y la subsiguiente desintegración de la URSS permitió a Ucrania conquistar su propia soberanía nacional, antes claro de transferir las numerosísimas armas nucleares que se había dispuesto en el territorio. Ucrania pasó a ser gobernada por una oligarquía local con grandes conexiones económicas y políticas con la actual Federación Rusa, siendo de facto un país satélite de esta hasta las protestas del Euromaidán de 2014. Durante este periodo, los jerarcas ucranianos habían tenido una postura de simpatía con Rusia, pues los gaseoductos que transportan el gas ruso hasta la Unión Europea (en especia Alemania) pasan por Ucrania, cobrando esta un peaje y siendo a su vez abastecida también, algo indispensable para su subsistencia económica.
Con el Euromaidán, gran parte de la ciudadanía ucraniana se deshizo de los dirigentes prorusos y fomentaron la formación de gobiernos mucho más próximos a la OTAN y la Unión Europea. Esta insurrección política y social provoco un contragolpe por parte de la población rusificada de Crimea y el Este de Europa, formándose movimientos y milicias separatistas que obtuvieron el control de sus respectivas provincias con el apoyo tácito de la Rusia de Putin. El caso de Crimea fue mucho más impactante, pues tropas rusas invadieron la península con el objetivo de tomar las instituciones públicas, garantizando un referéndum de autodeterminación, el cual conllevó a la separación de Crimea y su integración a la Federación Rusa, garantizando el acceso y control del ejército y la marina rusa al Mar Negro.
La influencia de la Alianza y la Unión Europea ha sido percibida por Moscú como una violación de su histórica esfera de influencia, lo cual atenta contra sus intereses militares, económicos e ideológicos. Para Rusia, Ucrania es un punto de vital importancia, pues su llana geografía la hace de un fácil acceso a grandes ejércitos hacia Moscú. Por otra parte, si Ucrania se incorpora a la OTAN y esta última despliega misiles balísticos en el territorio ucraniano puede suponer un hipotético ataque contra Moscú que le impediría una respuesta rápida, rompiendo el equilibrio militar, algo que Moscú no piensa tolerar ni con Ucrania ni con Georgia.