Ya visto los inicios milenarios de la filosofía a nivel global, nos adentramos en la Antigua Grecia, concretamente en el S.VII a. C. Tales de Mileto, gran naturalista, es considerado oficialmente por los occidentales como el primer filósofo de la historia. Con él, se inicia la filosofía presocrática en la Antigua Grecia. Pero, antes de este, ¿Cómo era el pensamiento?
Antes de Tales, la base de la cosmología era el conocimiento mitológico, el cual recurría a personajes fantásticos y de gran poder, como Zeus o Hércules. Todos estos dioses y semidioses eran figuras legendarias idealizadas, cada uno con su propia historia fantástica, la cual explicaba todo los fenómenos naturales, como las estaciones, que era Hades raptando a Perséfone, los truenos de las tormentas, los rayos de Zeus arrojados desde el monte Olimpo. Cabe destacar la figura del poeta Hesíodo, quien por medio de su Teogonía, dio un origen a todos los dioses griegos.
Con la aparición de Tales, comienza la decadencia de la mitología y el paso del mito al logos en la cultura Occidental, pues Tales, aunque de forma muy rudimentaria, deja de depender de explicaciones fantásticas y mitológicas para explicar su entorno, influenciado posteriormente a los monistas Anaximandro y Anaxímenes. Pero, ¿Por qué se interesaban estos primeros filósofos en tales cuestiones, cuales eran sus principales inquietudes? Bueno, para estos pensadores, lo principal es la cosmología, es decir, el estudio de la naturaleza y la realidad de por sí misma, coincidiendo todos estos en la existencia de un único elemento primordial, el Arké.
Para Tales era el agua, ya que todos los seres vivos están compuestos principalmente por agua, llegando afirmar que la Tierra es un disco de superficie rodeado por un gigantesco mar de agua. Mientras que para su discípulo, Anaximandro, es lo indeterminado, el ápeiron, dando una notable base para la filosofía de Heráclito. Para Anaxímenes era el aire, pues todos los seres necesitaban de este para vivir. Por otra parte, nos encontramos con dos pensadores de una importancia grandísima, pues estos suponen el inicio de dos corrientes de pensamiento contrapuestas entre sí a lo lardo de toda la historia: El racionalismo de Parménides y el empirismo de Heráclito. Empecemos por Heráclito.
Heráclito era un pensador griego originario de Éfeso, el cual por determinadas cuestione histórica, se le conoce como Heráclito el Oscuro. Este pensador se preocupa por el devenir, el cambio del entorno y de uno mismo, el fluir eterno del universo en constante cambio, similar aun fuego que se enciende y se apaga cíclicamente. Para este pensador, una persona que se baña en un río, cuando sale del río, ya no es la misma persona, y además, el río también deja de ser el mismo río.
Por otro lado, tenemos a Parménides, el cual es originario de Elea. Se pone totalmente a la doctrina de Heráclito, llegando a afirmar que todo cambio registrado por nuestros sentidos es falso y lo que "es" es y lo que ''no es'' no es, así que cualquier cambio es algo imposible, siendo cualquier cambio una manifestación del auténtico ser. La figura de Parménides es muy curiosa e inquietante, no solo por la doctrina que presenta ni como la plasma en forma de poemas, sino su procedencia. Según Parménides, su gran secreto se le fue revelado por una hermosa diosa, la cual le dio las claves para comprender al ser y al cambio. Al afirmar la esencia del Ser como lo que es (siguiendo las palabras de Heidegger), Parménides inicia la metafísica occidental, siendo su doctrina la base fundamental de grandes sistemas metafísicos posteriores como el platonismo, la metafísica aristotélica o el idealismo hegeliano.
Ya visto a los pitagóricos y su visión del mundo protoplatónica tan influyente en toda la filosofía occidental, nos adentramos con los pluralistas, una serie de pensadores naturalistas que rechazaban la idea de Arké o sustancia primera, y ampliaban más allá de la concepción monista del cosmos de filósofos como Tales de Mileto o Anaximandro. En este grupo heterogéneo, recomiendo la lectura de la Metafísica de Aristóteles, donde expone con total precisión todo el pensamiento de estos personajes.
En dicho grupo, podemos destacar la figura de Empédocles en un primer lugar, pues este defendía la existencia de cuatro elementos fundamentales: el fuego, el aire, el agua y la tierra, los cuales se combinaban y recombinaban formando toda nuestra realidad. Dichas combinaciones eran regidas por dos fuerzas esenciales, el Amor o Unión y el Odio o Separación, muy influyente en las teorías psicoanalíticas de Sigmund Freud en el campo de las pulsiones inconscientes, la cuales son el Eros o Unión, y el Thanatos o Separación, extrapolado claramente al ámbito sexual. Por otra parte, podemos incluir en dicho grupo al filósofo Anaxágoras, el cual negaba la teoría de los cuatro elementos de Empédocles, ya que este dictaba que el universo no estaba compuesto por cuatro elementos, sino por tantos elementos primordiales como tipos de cosas haya.
Pero no podemos olvidar al importantísimo Demócrito, el cual estableció que todo el universo está compuesto por pequeños e invisibles cuerpos irreducibles, los átomos, los cuales interactuaban con el Vacío, siendo estas interactuaciones la base de todo movimiento perceptible. La brillantez de Demócrito es asombrosa, pues, aparte de influir enormemente en al filósofo Epicuro, predijo la existencia de los átomos muchísimo antes de los grandes científicos como Lavoisier, Einstein, o Planck. Es sin lugar a duda, tal y como reconoció Marx en algunos de sus escritos, todo un genio sin precedentes y el padre (junto con Epicuro y Leucipo) de la concepción materialista de la realidad.