viernes, 18 de junio de 2021

Luces y cenizas: Ernst Cassirer y el fin de la ilustración alemana

En su libro Tiempo de Magos el filósofo Wolfram Eilenberger analiza y comenta las vidas obras de los grandes pensadores alemanes de los años de entreguerras, a saber, la hermenéutica marxista de Walter Benjamín, la ontología fundamental de Martin Heidegger, el logicismo místico de Ludwig Wittgenstein y el idealismo neokantiano de Ernst Cassirer. De entre todos estos, Cassirer es quizás el menos popular dentro de la historia del pensamiento contemporáneo, no pudiendo competir con la colosal influencia de Heidegger o Wittgenstein. A pesar de la gran cantidad de ensayos y libros que produjo durante su vida de todo tipo de temas, desde la epistemología y la psicología, pasando por la historia y la antropología cultural, hasta la filosofía de la religión y el estudio de la mitología. 

Cassirer es el último representante del idealismo alemán, del espíritu ilustrado y de la defensa de los valores occidentales, los cuales fueron destruidos por las calamidades del fascismo y el comunismo, desgracias históricas que se cosecharon millones de vidas, entregando a las sociedades posteriores a una espiral de vacío posmoderno que carcomen la integridad del individuo y la sociedad en general. Ante todo Cassirer es heredero de la tradición neokantiana que inunda la filosofía académica en Alemania a finales del S. XIX. Esta corriente de pensamiento surge ante el auge de las ciencias naturales y sociales que se da en esta época y por la bancarrota teórica a la que llega el idealismo alemán tras la muerte de Hegel. Los neokantianos entendían que la filosofía alemana posterior a Kant, a saber, Fichte, Schelling y Hegel entre otros, había desembocado en un conjunto de disparates especulativos carentes del rigor y moderación que estipulan las tesis Kant respecto a toda metafísica. Es por ello que autores de la talla de Fechner, Natorp, Hartmann y por supuesto Herman Cohen decidieron volver al espíritu rigurosos de Kant. 

 El neokantianismo fue definido por Ortega y Gasset y Heidegger como una mera "filosofía de frontera", una disciplina apagada y sin autonomía propia, que tiene por única misión velar por el carácter científico de las tesis de nuestro conocimiento, desechando toda metafísica y ética como meras especulaciones sin fundamento empírico, algo que recuerda al positivismo. De hecho, algunos importantes científicos expertos en el campo de la psicología o la fisiología adoptaron el neokantianismo como marco epistemológico de trabajo, como fue el propio Fechner. Sin embargo, esta consideración no hace justicia al neokantianismo, pues este no se limita a volver a Kant, sino a usar la obra de este como banco de trabajo, a la vez que expandir la obra de este último a multitud de campos, desde la psicología, pasando por la historia, hasta la metafísica y la epistemología. Más que resucitar las teorías de Kant, los neokantianos como Cassirer pretenden resucitar su actitud universalista e ilustrada, algo que no pudo conseguir en Alemania ante la irrupción del nazismo y de los delirios ontológicos de Heidegger, el cual pervirtió la filosofía alemana con su nacionalsocialismo metafísico. 

La obra de Cassirer es una reconsideración de los principios kantianos. Si Kant redujo la metafísica a epistemología, Cassirer redujo esta última a la antropología, entendiendo que los fenómenos que percibimos no son cosas en sí, sino construcciones realizadas por nuestro raciocinio en basa a un material sensible y unos conceptos intrínsecos a nosotros mismos. Lo novedoso que introduce Cassirer respecto a Kant es que este último entiende que estos conceptos no son categorías puras del entendimiento, sino símbolos culturales que estructuran nuestra mente en función de los contextos sociales en los que vive el sujeto. 

Los símbolos son los átomos de los fenómenos culturales que estructuran nuestro conocimiento, pues en todo juicio que hagamos, por muy empírico y simple que sea, intervienen procesos cognitivos y sociales como el lenguaje, la religión o los valores morales que determinan todo nuestro conocimiento acerca de los fenómenos. Para Cassirer (y para la actual psicología social) toda nuestra experiencia queda estructurada por los símbolos culturales que el sujeto adopta de la sociedad. El lenguaje es una de estas condiciones culturales, pues con su aparición, se da un salto cualitativo inmenso entre el animal y el hombre, pues este último tiene la capacidad de pensar en algo mucho más rico y potente que simples estímulos, el concepto. 

El concepto permite al hombre hacer generalidades y abstracciones que le permite tener conocimientos más precisos y complejo sobre el mundo y sobre sí mismo, siendo esto último lo más importante para Cassirer, es decir, el objetivo de la filosofía es la reflexión de la naturaleza del hombre como ser cultural, estableciendo a la antropología filosófica como la cumbre de la razón humana, algo similar al impulso que da Kant a la ética sobre la propia metafísica, afirmando ambos que el hombre no es un medio, sino un fin en sí mismo, una declaración de humanismo sin precedentes en la historia de la filosofía alemana. 

La cuestión de la esencia de la condición humana fue lo que enfrentó a Cassirer con las tesis archialemanas de Heidegger, hasta tal punto que ambos pensadores se enfrentaron públicamente durante la Conferencia de Davos en 1929, evento cumbre de la filosofía alemana de principios del S.XX. En este encuentro, ambos eruditos discutieron públicamente sobre la obra de Kant. Heidegger consideraba que este último pretendía dar una interpretación metafísica del hombre, lo cual haría que la obra de Kant fuese la instauración de una metafísica puramente alemana. 

Cassirer rechazaba tajantemente esto, pues entiende que la obra de Kant no es metafísica, sino antropológica, centrada en la de dilucidar y limitar la condición del ser humano. Según Cassirer, y en contra de Heidegger, el legado de Kant no es la de instaurar una metafísica alemana que superara a la griega, sino la de pensar al hombre a través de la razón, y fundamentar una ética humanista y universalista ajena a toda consideración nacionalista en contra posición a Fichte, Hegel y Heidegger. Cassirer defiende, sin mucho éxito, el iluminismo kantiano frente a las deformaciones metafísicas y nacionalistas de Heidegger, llegando al punto de ser ridiculizado por Enmanuel Levinas, el cual se disfrazó de Cassirer tiñendo su pelo de ceniza, a la vez que llenaba sus bolsillos con ceniza, representando el legado del idealismo alemán, del cual Cassirer fue su último campeón, quedando de su espíritu puramente kantiano meras sombras y cenizas. 

  

jueves, 17 de junio de 2021

Introducción al idealismo trascendental o crítico

 Sin lugar a dudas la Crítica a la Razón Pura es la obra más importante de Immanuel Kant, siendo a su vez el libro de filosofía más importante de toda la historia de esta, pues supuso un punto de inflexión, ya que toda la filosofía posterior son comentarios a esta obra. No obstante, esta obra es de muy difícil comprensión y lectura, debido a su extensión, oscurantismo y aridez. Ante estas dificultades, Kant elabora un ensayo menor, los Prolegómenos a  toda Metafísica Futura, el cual es un resumen o bosquejo esencial de su Crítica a la Razón Pura.

Este ensayo pretende establecer las condiciones fundamentales para una metafísica venidera que sea digna de ser denominada como ciencia, ya que al compararla con las otras ciencias, vemos que esta sigue con las mimas disputas, no avanzando en su conocimiento como la física o la matemática. Kant intenta demostrar la imposibilidad de una ciencia de los objetos puros, a saber, de toda metafísica, debido a la constitución de nuestra propia razón. En la historia de esta supuesta ciencia, Kant no ve ningún avance, ningún consenso, sino eternas disputas por conceptos abstractos. Solo es de digan mención la crítica que hace Hume a esta, en particular al concepto de causalidad, siendo que la Razón no puede afirmar la conexión causal entre dos objetos de forma a priori, debido a que esta supuesta conexión no puede afirmarse que exista sino por inducción, siendo esta insuficiencia, ya que una cosa se repita desde siempre, no quiere decir que se vaya a repetir y que los supuestos objetos conectados causalmente lo estén necesariamente. La inducción no implica necesidad. 

Sin embargo, Kant ve en la crítica de Hume varios errores, siendo que Hume se orienta al escepticismo, ya que no podemos asegurarnos de las conexiones de los objetos, pudiendo ser otras. Para Kant, las categorías de las que duda Hume son categorías del entendimiento y no de los objetos exteriores, siendo estas categorías las que articulan nuestras intuiciones sensibles para formas juicios de conocimiento. La metafísica debe de ser examinada al igual que las otras ciencias, en función de su objeto, las fuentes del conocimiento y en la manera de conocer. Las fuentes de conocimiento propios de la metafísica, no pueden ser empíricas, pues su propio nombre lo indica, aquello que va más allá de la física. Por ello, todos los conocimientos que pudieran dar esta hipotética ciencia deberán ser conocimientos a priori, aquellos que no necesitan de la experiencia.  La metafísica se diferencia de la física, la cual estudia la experiencia externa, mientras que la psicología empírica estudia las experiencias internas. Es así que la metafísica, en su condición hipotética, debe de tener una condición igual a la matemática, ya que esta formada por juicios sintéticos a priori. La metafísica podría concebirse como una filosofía pura cercana a la matemática, pero su objeto y manera de conocer no hacen posible que esta sea una ciencia válida. 

Tipos de Juicios  

Tipos de Juicios

En cuanto a su estructura

Analíticos

Sintéticos

En cuanto a la experiencia

A priori

A posteriori


 Los juicios analíticos son siempre a priori, ya que no requiere ir más allá del sujeto del juicio, sea su contenido abstracto, como el todo es mayor que las partes, o empírico, como el oro es un metal amarillo. Por otra parte los juicios sintéticos pueden ser a priori, como los juicios matemáticos o metafísicos, o a posteriori, como los juicios físicos o psicológicos. La matemáticas tienen juicios a priori analíticas, pero son solo apéndices a los verdaderos principios, los juicios sintéticos a priori, como que 5+2=7, o en el caso de la geometría, entre dos puntos, la línea recta es la más corta entre ambos puntos. Si la metafísica es una ciencia sintética a priori, la cuestión fundamental es si son posibles los juicios sintéticos a priori, y en el caso de que si estos juicios son posibles en la metafísica, la cual tiene por objetos al alma, el mundo como totalidad y a Dios como Ser Supremo. 

Dudas sobre la metafísica 

Si la metafísica es una ciencia no tendríamos problemas en indicarla y decir ¡aquí está la metafísica! como haríamos con la física y la obra de Newton, o la geometría con la de Euclides. En cambio, la metafísica no es una, sino que los metafísicos están en continuas purgas, destruyendo y construyendo sistemas sin parar y sin grandes avances. La metafísica se vale de juicios analíticos para exponer y explicar sus conceptos, para el supuesto conocimiento metafísico se conforma de juicios sintéticos a priori debido a su propia naturaleza. Es así que, para saber si la metafísica es una ciencia basada en juicios sintéticos a priori, debemos ver si son posibles estos juicios, lo cual se demuestra, ya que la matemática pura y la física pura son formas del conocimiento sintético a priori. Las matemáticas puras son proposiciones apodícticas, a saber, proposiciones demostrables necesariamente verdaderas, como que 2+2=4. La física pura contiene proposiciones apodícticas, pero no por el solo uso de la razón, como las matemáticas sino que son apodícticas por el acuerdo universal que resulta de la experiencia, como las leyes de Newton. 

Viendo que los juicios sintéticos a priori son posibles y se dan en la ciencia, debemos examinar cuáles son las condiciones y posibilidades de estos juicios y si son posibles en la metafísica para ver si realmente es la ciencia que se dice ser. Para ello, Kant procede al análisis de la matemáticas pura y de la física pura con el objetivo de ver el fundamento de los juicios sintéticos a priori, y si estos se aplican a la metafísica, para ver si es una ciencia pura o no. Para esto, Kant responderá a las siguientes preguntas: 

-¿Cómo es posible una matemática pura?

-¿Cómo es posible una física pura?

-¿Cómo es posible una metafísica en general?

-¿Cómo es posible una metafísica como ciencia?

Crítica a la Razón pura

Estética trascendental

Lógica trascendental

Matemática pura

Analítica trascendental: Física pura

Dialéctica trascendental: ¿Metafísica?

1. ¿Cómo es posible una matemática pura?

Para Kant la matemática pura es un conocimiento sintético a priori, pues no tienen ningún apoyo en la experiencia, sino que se basan en proposiciones apodícticas demostrables y necesarias por el mero uso de la Razón pura. Es por ello que los conocimientos matemáticos son intuitivos y a priori. Sin embargo Kant se pregunta que cómo es posible una intuición a priori, pues dicha intuición necesitaría de un objeto dado por la experiencia, pero esta entra en contradicción con el hecho de que esta intuición va más allá de la experiencia, una intuición anterior al objeto al que se intuye. 

Kant argumenta que aquello que se intuye no son los objetos tal y como son, sino fenómenos dados a la conciencia. No obstante, todos estos fenómenos comparten una misma condición, que están adjudicados al tiempo y el espacio. Son estos los conceptos que se intuye independientemente de la experiencia de la experiencia, siendo por tanto anteriores a ella y condiciones necesarias de toda experiencia, pues no puede concebirse nada sujeto al tiempo ni al espacio. Por la forma de intuición sensible (espacio y tiempo) es, pues, por lo que podemos percibir cosas a priori y por lo que solamente podemos conocer los objetos tal y como pueden aparecérsenos a nuestros sentidos (fenómenos), no tal y como pueden ser en sí (noúmeno, "cosa en sí"). 

Por tanto, el especio y el tiempo no existen en los objetos tal y como son, "cosa en sí", sino que son condiciones a priori de nuestra intuición sensible, las cuales hacen posible la percepción de los fenómenos. Es así que la matemática pura es una ciencia de las intuiciones puras del espacio y el tiempo. La aritmética hace sus propias nociones numéricas por una secesión de unidades temporales, mientras que la geometrías se basa en a construcción de objetos ideales, como puntos, líneas, polígonos o poliedros en el espacio. Es así que la matemática para realiza juicios sintéticos a priori de las formas de todo fenómeno, a saber, del espacio y el tiempo. Muchos lectores profanos dicen que Kant es precursores de la teoría de la relatividad de Albert Einstein, pero esto es radicalmente falso, pues Kant es un seguidor ferviente de la física newtoniana, la cual defiende la existencia de un tiempo y espacio absolutos subyacentes al espacio y el tiempo relativo.

Esto se ve reflejado en la afirmación de que el espacio absoluto (aquel que no está limitado por otro espacio) tenga tres dimensiones y que solo pueda tener tres, se obtiene de la proposición de que solo tres rectas pueden cortarse rectangularmente en un solo punto. Pero esta proposición no es demostrable, sino una intuición pura de nuestro propio entendimiento. Kant defiende la existencia de un espacio (y tiempo absoluto) al igual que Newton, pero al contrario que el último, el cual existen de forma independiente al sujeto (realismo), para Kant existe en el sujeto como intuición pura o forma a priori de nuestra sensibilidad (idealismo), que hace posible la precepción de los fenómenos tal y como son a nuestra conciencia (no como "cosa en sí"). La concepción kantiana del espacio y el tiempo, a pesar de su originalidad y dar un corpus epistemológico coherente a la física newtoniana, empíricamente incorrecta, pues la física relativista desarrollada por Albert Einstein demuestra que el espacio y el tiempo dependen de las condiciones del sujeto observador con respecto a los objetos. 

Si el tiempo y el espacio son dependiente de los objetos y las condiciones del observador, el tiempo y el espacio no pueden ser a priori, sino posteriores a la experiencia de los objetos, siendo el espacio y el tiempo no intuiciones puras, sino hechos fenoménicos dependientes de la experiencia. Si se busca un precedente a la relatividad, debemos pararnos en Leibniz, el cual afirma, criticando a Newton, que tanto el tiempo, el espacio y el movimiento son fenoménicos, es decir, son el resultado de las relaciones entre las mónadas, dependientes del observador (idealismo). Kant intenta demostrar (no muy satisfactoriamente) la idealidad del espacio y el tiempo con el hecho del espejo. Si ponemos una de nuestras manos en frente de un espejo, obtendremos una mano idéntica, pero con una orientación espacial opuesta. Esta orientación, según Kant, no es inherente al propio objeto, pues ambas manos son idénticas, siendo que dicha orientación es resultado de las condiciones a priori de nuestra sensibilidad. 

Resumen de la matemática pura    

El principal punto de la matemática pura es que esta, y en especial la geometría, es que su objetividad no reside en que atiende a los objetos sensibles, sino a las condiciones a priori que posibilitan todo objetos sensibles (fenómenos). Por otra parte, y en contra de las posteriores críticas que recibiría por parte de Hegel, la doctrina de Kant no puede ser llamado simplemente "idealista" (idealismo subjetivo diría Hegel), sino que la postura de Kant solo afirma la idealidad del espacio y el tiempo, y en consecuencia, los fenómenos que son dados a estas condiciones a priori. Kant no niega la existencia de las cosas en sí, sino que estas no nos son accesibles a nuestra sensibilidad, siendo que el concepto que tenemos de los fenómenos no son más que representaciones sensibles, mientras que el concepto de cosa en sí que tiente la Razón pura no es más que una representación pura de lo que posiblemente pueda ser dichos "objetos objetivos". Por tanto Kant prefiere llamar a su idealismo trascendental "idealismo crítico". Este idealismo tiente por base la de considerar a las cosas puras de nuestro intelecto representaciones. 

Tipos de Idealismo según Kant

Idealismo subjetivo

Descartes (Idealismo empírico), Berkeley (Idealismo fanático)

Idealismo Delirante

Platón (las representaciones como cosas)

Idealismo Crítico

Kant (idealidad de los fenómenos)

*Idealismo crítico: doctrina filosófica que afirma la idealidad del espacio y el tiempo, y por consiguiente, los fenómenos que se dan en estos. No obstante, no se niega la existencia de las cosas en sí, sino que se duda que se pueda acceder a ellas por medio de la Razón. 

Idealismo alemán

Idealismo Subjetivo

Kant, Fichte, Schopenhauer

Idealismo Objetivo

Leibniz, Hegel, Dilthey


2. ¿Cómo es posible una física pura?

La física pura se corresponde a la Lógica Trascendental, en particular la Lógica Trascendental. Según Kant la física pura son los juicios sintéticos sobre las condiciones posibles de todo objeto sensible. Las condiciones de la posibilidad a toda experiencia es la fuente de todas las leyes de la naturaleza. Sin embargo, primero debe de definirse el término de naturaleza. Si entendemos la naturaleza por cosa en sí y las relaciones que establece los objetos independientes entre sí y sus leyes nos son totalmente inaccesibles, tanto a priori como a posteriori. A priori porque los objetos en este campo nos está fuera de nuestra entendimiento. Los conocimientos a priori solo nos dan conocimientos sobre las condiciones de nuestro propio entendimiento, pero no de los objetos en sí. 

A posteriori porque los fenómenos que se nos muestran están condicionadas tanto por las condicionadas tanto por las condiciones a priori de nuestra intuición, espacio y tiempo, y por las categorías puras de nuestro entendimiento. Esta experiencia es distinta a la de cosa en sí, pues el fenómeno de su correspondiente cosa en sí está condicionado por dichos parámetros. Por tanto, Kant defiende que la naturaleza de la cual podemos hablar es del conjunto de los objetos sensibles accesibles a nuestra intuición y que son procesados por nuestro entendimiento. La física pura se identifica con una filosofía de la naturaleza, a saber, de las condiciones de la posibilidad de toda experiencia, siendo los objetos sensibles y sus relaciones entre ellos en función de las condiciones a priori del espacio y el tiempo. 

Noúmeno

Sentido Negativo

Sentido Positivo

Objeto trascendental

Cosa en sí

Experiencia Posible (Física pura)

Ilusión trascendental (intuición intelectual)

*Noúmeno: concepto contario al fenómeno, pudiendo ser un objeto trascendental o una cosas en sí. 

*Objeto trascendental: condición formal de nuestra sensibilidad, como puede ser el término cuerpo. 

*Cosa en sí: Objeto que está fuera de nuestra experiencia, solo accesible a una hipotética intuición intelectual, como puede ser Dios o el alma. 

Tipos de Juicios en Física

Juicios Perceptivos: enlace de dos sensaciones en una conciencia única. 

Juicios Experimentales: enlace de dos sensaciones en una conciencia en general 

Los juicos experimentales según Kant son aquellos que unen dos sensaciones en una conciencia en general, es decir, que este enlace es válido  para todo aquel que se ponga en las mismas circunstancias en las cuales se da este enlace. Este no está en los objetos en sí, sino que son categorías de nuestro entendimiento. La noción de causa por ejemplo es una noción puramente intelectual, enteramente diferente de todas las percepciones posibles, solo sirviendo para determinar la representación sometida a ella, con relación al juicio en general, y por consecuencia a que sea posible un juicio de valor universal. Estas nociones puras son las condiciones a priori de toda experiencia empírica posible en general, A través del análisis trascendental, Kant obtiene las siguientes nociones.

Tabla Lógica de los Juicios

En cuanto a la cantidad

Universales

Particulares

Singulares

En cuanto a la calidad

Afirmativos

Negativos

Limitativas

En cuanto a la relación

Categóricos

Hipotéticos

Disyuntivos

En cuanto a la modalidad

Problemáticos

Asertorios

Apodícticos


Tabla Trascendental de las Nociones Puras

En cuanto a la cantidad

Unidad

Multiplicidad

Totalidad

En cuanto a la calidad

Realidad

Negación

Limitación

En cuanto a la relación

Sustancia

Causalidad

Comunidad

En cuanto a la modalidad

Posibilidad

Existencia

Necesidad


Tabla Fisiológica Pura de Todos los Principios de la Física

Axiomas

Intuición

Anticipaciones

Percepción

Analogías

Experiencia

Postulados

Postulados


Estas nociones parten de los conceptos lógicos de los juicios, de los cuales se deducen las nociones puras, que son la base de todos los principios de la Física pura. 

Deducción trascendental

Universales

Unidad

Axiomas

Intuición

Particulares

Multiplicidad

Singulares

Totalidad

Afirmación

Realidad

Anticipación

Percepción

Negativo

Negación

Limitativos

Limitación

Categóricos

Sustancia

Analogías

Experiencia

Hipotéticos

Causa

Disyuntivos

Comunidad

Problemáticos

Posibilidad

Postulados

Pensamiento empírico

Asertorios

Existencia

Apodícticos

Necesidad


Los juicios simplemente considerados como la condición del enlace de todas las representaciones son reglas. Estas reglas son a priori y se les considera principios si no están subordinados a ninguna otra. Estos principios son aquellos que fundamentar la posibilidad de toda experiencia posible, siendo estos leyes universales de la naturaleza. A esto Kant lo llama Física pura. A pesar de su complejidad, esta teoría es errónea, pues cabría preguntarse si las nociones de realidad, sustancia, existencia, etc. Son nociones puras del entendimiento, qué queda de la cosa en sí. 

Implícitamente Kant niega la realidad de la cosa en sí independientemente del sujeto que la observa, acarreando numerosos problemas epistemológicos y metafísicos. Una famosa crítica es la que daría Hegel, el cual afirma que el mero hecho de hablar y razonar de la cosa en sí implica su existencia objetiva en sí, siendo accesible su conocimiento por medio de la consecución dialéctica de los fenómenos equivalentes a la cosa en sí. Por otra parte, y en vista de estos problemas, Kant determina en su segunda edición a la crítica a la Razón pura que es la imaginación la fuente de todos los juicios, dando paso a una Intuición Intelectual que desarrollará Fichte con su Yo absoluto, cayendo en el puro idealismo, en el cual los objetos distintos al Yo son puestos por el propio Yo absoluto. Tal y como diría John Locke, no podemos acceder a los objetos en sí debido a nuestra propia constitución, la cual solo registra ideas simples. Pero debemos aceptar la existencia de la materia objetiva independiente al sujeto para que pueda darse el conocimiento, ya que sino, caeríamos en idealismo absurdo lleno de contradicciones, como son las doctrinas de Berkeley o Fichte. 

Las nociones de causa y sustancia entre otras son inherentes a nuestro entendimiento, pero también deben de existir en los objetos independientes a todo sujeto, pues si nuestro conocimiento se basa en la experiencia, nuestro entendimiento y sus operaciones no deben ser más que un reflejo de las operaciones y procesos que ocurren en la naturaleza, siendo que las leyes naturales deben de existir como las concebimos en nuestro entendimiento, en el exterior, aunque no de forma mecánica y dogmática (Diderot, Engels), sino con cabida para la equivocación, la corrección y los límites, siendo nuestro entendimiento un espejo de la realidad, pero con oscuridades y un marco que limita su reflejo a un sector de la realidad, aunque con la capacidad de poder aumentar o cambiar de forma. Además, estas nociones puras son a priori, cosa que no está en la experiencia. Si nuestro conocimiento solo está en la experiencia, cómo puede hablarse de nociones que están antes de toda experiencia. A esto puede responderse con la tesis de Hume, la cual Kant intentó superar, pero no logró como apunta Russell. La idea de causalidad y extrapolarla a las demás nociones son enlaces entre sensaciones dadas por la experiencia, pero no por ello necesarias, sino contingentes, no pudiendo asegurar su veracidad de forma necesaria, sino solo como probables. 

Por otra parte estas nociones podrían considerárselas como estructuras de nuestro entendimiento, el cual, a su vez, es accesible a nuestra razón ya que esta también es un objeto inscrito en la experiencia, siendo estas nociones parte de la experiencia. Con esto, se reduce todas las condiciones y nociones puras a priori de Kant a simples fenómenos estudiables por la psicología empírica. A su vez, la concepción de Kant sobre la ciencia dista mucho de ser la concepción de la ciencia actual, pues esta última, en especial la física, no se basa en juicios sintéticos a priori, sino en juicios sintéticos a posteriori, siendo el falsacionismo de Karl Popper el sustento epistemológico al método hipotético-deductivo. 

Estos principios a priori que postula Kant son la base de juicios de valor objetivos aunque empíricos, es decir, a la posibilidad de la experiencia en la naturaleza. Estos principios son las leyes naturales propias que pueden llamarse dinámicas. Kant critica la noción que tiene Hume de estos principios, pues Hume este último avoca al escepticismo, afirma que son nociones puramente psicológicas y que no tienen validez alguna debido a que se basan en la inducción, la cual no da conocimientos necesarios y universales, sino tan solo probables. Para Kant, estos principios son condiciones a priori de toda la experiencia posible, siendo válidos y universales, pero no sobre las cosas en sí, sino sobre los fenómenos que se dan en nuestra experiencia. Esta crítica al psicologismo de Hume será retomada, desde una postura diferente, pero relacionada, por Husserl, por medio de su fenomenología trascendental. Sin embargo, tanto Kant como Hume comparten la idea de que a utilización de estas nociones es solo válida en para los objetos de la experiencia, y no para los objetos noúmenos como Dios, el alma o el Mundo como totalidad. 

3. ¿Cómo es posible una metafísica en general? 

Tanto la matemática como la física pura se basan en las condiciones a priori de toda experiencias, siendo la matemáticas las formas a priori del espacio y el tiempo, mientras que la física pura se basa en las nociones puras que posibilitan todo objeto de la experiencia. Sin embargo, la metafísica parte de Ideas racionales y no de nociones puras del entendimiento, pues estas últimas son categorías vacías que se implementan con el material de la sensibilidad (al igual que la gramática ordena los vocablos de una lengua); mientras que las primeras son nociones puramente racionales, desarrolladas de forma dialéctica por la Razón, o como diría Kant, la Razón razonando por sí misma, ajena a toda experiencia. Estas ideas racionales se agrupan en tres grandes Ideas: La idea del sujeto perfecto, la idea de la serie completa de condiciones, la determinación de todas las nociones de un conjunto de lo posible. 

La primera idea es de índole psicológica, desembocando en el Paralogismo trascendental, la segunda idea es cosmológica, desarrollando en la Antinomia trascendental, mientras que la tercera es teológica, expresándose en el Ideal de la Razón pura, Dios. La idea del sujeto es lo que llamaríamos alma, la cual se muestra en el cogito ergo sum de Descartes (pienso luego existo). La Idea de la serie completa de condiciones es a la que denominamos Mundo como Determinado o Indeterminado, marcado en la cosmología de Aristóteles (determinado) o en la de Epicuro (indeterminado). La idea del Ser Supremo es lo que llamamos Dios, siendo las pruebas de su existencia se resumen en los tres argumentos siguientes: ontológico, cosmológico y fisicoteológico. 

La Idea psicológica

Para Kant la conexión de lo substancial con el sujeto viene dado a la concesión de buscar un sujeto de un predicado que no sea a su vez predicado de otro sujeto, es decir, un sujeto absoluto como sustancialmente independiente a toda lo demás. Esto se debe a que la Razón pura encuentra insuficiente e insatisfactoria las operaciones que realiza el entendimiento con sus nociones puras sobre las intuiciones sensibles, haciendo que este traspase la barrera de la experiencia y busque enlaces de objetos puramente inteligibles, los noúmenos. Este pensador (como sujeto pensante) es el último sujeto del pensamiento, a lo cual llamamos alma. De aquí los metafísicos deducen que es una sustancia debido a su permanencia, cosa que solo puede demostrarse por medio de la experiencia, ya que la noción de sustancia es una subordinada a la intuición sensible, y nunca siendo válida en la esfera de los noúmenos. 

De este razonamiento deducimos que solo puede probarse que el alma es permanente durante la experiencia, siendo que su permanencia en el tiempo después de la muerte sea imposible de conocer debido a que este estado está fuera de la propia experiencia. La crítica al yo cartesiano dado por Kant se resumen en que se considera como objeto la razón a mero supuesto lógico, a saber, que al yo solo es aquello que se supone como receptor de las intuiciones sensibles pero que no puede ser considerado como objeto válido al que se le pueda administrar las nociones puras, como la sustancia, del entendimiento. Del alma solo se puede tener un conocimiento empírico como receptora de intuiciones sensibles y conjunto difuso de sensaciones internas (espacio y tiempo). Esta alma fenoménica (objeto de la psicología empírica), dista mucho del alma trascendente (supuesto objeto de la psicología racional), la cual es una Idea fantasiosa de la Razón pura en su afán de responder a la pregunta de si existe permanencia después de la muerte, es decir, después del final de toda experiencia, lugar prohibido a nuestro entendimiento, pero con el que sueña la Razón pura. 

La Idea cosmológica 

Según Kant, es es la Idea de la Razón pura más estimable y respetable, pues su objeto es el mundo sensible, aunque extrapolado más allá de lo que la experiencia puede darnos a conocer. Kant afirma que esta Idea cosmológica a cerca del Mundo Sensible se basa en cuatro antinomias, siendo cada una, una tesis a la que se le opone una antítesis, siendo amabas contradictorias, y según Kant, falsas ambas, ya que parten de un principio no válido, a saber, considerar al Mundo sensible como entidad nouménica que está más allá de la experiencia. 

Antinomias de la Razón Pura

Antinomias matemáticas

Tesis I

El mundo tiene un comienzo en cuanto a espacio y tiempo (Tomás de Aquino, Leibniz).

Antítesis

El mundo es infinito en cuanto a extensión y duración (Giordano Bruno).

Tesis II

Todo lo que hay en el mundo está     compuesto de partes simples (atomismo materialista, Epicuro, atomismo metafísico, Leibniz).

Antítesis

No hay en el mundo nada simple, todo está compuesto (Aristóteles, Leibniz en cuanto al mundo material).


Antinomias de la Razón Pura

Antinomias dinámicas

Tesis I

Hay en el mundo causas por libertad (red cogitan de Descartes).

Antítesis

No hay en el mundo libertad, todo es natural (Spinoza, mecanicismo de Laplace).

Tesis II

En la serie de causas cómicas, hay un ser necesario (Tomás de Aquino, Spinoza, Descartes o Leibniz).

Antítesis

No hay nada necesario, en esta serie todo es contingente (atomismo  de Epicuro, última filosofía de Schelling).


Las antinomias de la Razón pura se basan en la extrapolación de las nociones puras utilizadas por el entendimiento en los fenómenos sensibles del mundo experiencial, a un noúmeno fuera de la experiencia, lo cual es ilícito, debido a que debido a que de la cosa en sí del mundo como ente no podemos saber nada a ciencia cierta, ya que no obtenemos ninguna intuición sensible de este. 

Idea Teológica

La Idea teológica a la que llamamos Dios es muy diferente a las ideas psicológicas y cosmológicas, ya que estas dos últimas parten de la esfera de las cosas en sí, es decir, al noúmeno que no tiene ningún fundamento en la experiencia, como son el alma y el el mundo. Sin embargo, la Idea de Dios parte de una idea racional pura alejada de toda experiencia, que al definirse, intenta justificarse en sí mismo (argumento ontológica), o en la propia experiencia del mundo sensible (argumentos cosmológico y físico-teológico). 

El argumento ontológico, el cual afirma que la propia existencia de Dios es inherente a su propia existencia. Este argumento es inválido, pues la existencia no es predicable de ningún sujeto, ya que la existencia es una noción pura del entendimiento que indica si un objeto de la experiencia está o no en el espacio o el tiempo. Esta noción no puede ser utilizada en un noúmeno, pues este está más allá de toda experiencia. El argumento cosmológico, el cual encuentra sus máximas representantes en Aristóteles (el motor inmóvil) y Leibniz con su principio de razón suficiente, el cual es atacado formidablemente por Kant. Este principio dicta que todo aquello que existe tiene una razón de ser, siendo la razón suprema Dios como Ser Absoluto del que todas las cadenas causales parte. 

Este argumento es inválido ya que el principio de causalidad en el que se basa solo puede utilizarse para enlazar objetos fenoménicos dados a la experiencia, cosa la cual Dios no es, sino un noúmeno producto de la Razón pura. Este argumento pretende conectar por medio de la noción de causa el mundo sensible a un noúmeno fuera de toda experiencia, llamado Dios. 

El argumento físico-teológico o teleológico es, según Kant, el más digno de enfrentas, ya que es el que más cerca está de la experiencia, pero aún así esta fuera. El argumento, que encuentra algunos de sus representantes en Leibniz, Diderot o Laplace, se basa en el diseño inteligente, el cual afirma que las regularidades del mundo natural y de las leyes físicos que lo regulan son productos de la inteligencia de un Ser Supremo, Dios. 

Este argumento es inválido pues supone que las leyes naturales son producto de un Ser inteligente, al compararlos con las obras humanas, siendo esto una extrapolación de la razón humana a u noúmeno que crea el universo. Según Kant, este argumento solo puede llegar a probar que existe un Demiurgo Universal, que establecer la forma a la materia (a la manera de Platón). Esto lo infiere Kant de que el argumento no explica que la materia sea insostenible sin la forma que tiene. Esto quiere decir que la materia no tiene porqué tener la forma que tiene necesariamente. Este argumento solo puede probar que la forma de la materia es dada por un Demiurgo, pero no que la materia sea necesariamente creada por un Creador Supremo. Según Kant, tanto el argumento cosmológico como el físico-teológico se reducen al argumento ontológico. 

Sobre el destino restringido de la Razón Pura

La metafísica, según Kant, nos indica el límite de la experiencia de forma positiva, pues esta nos da el conocimiento de que los fenómenos no son cosas en sí, sino que están en relación con una cosa en sí (noúmeno) del cual no sabemos nada en sí, pero si que es el fundamento de los fenómenos. A esto Kant lo llama conocimiento por analogía, donde por medio de un reloj, conocemos que este es producto de un relojero, conocemos que este es producto de un relojero, aunque no sabemos nada en sí de este. Es este conocimiento por analogía el que fundamento el conocimiento moral, ya que los noúmenos del alma, el mundo como causa libre y el Ser Supremo son los que determinan los conocimientos y conductos morales, pues Kant, acercándose a su Crítica a la Razón Práctica, intenta fundamentar la moral en principios a priori y universales, sostenidos por las Ideas Racionales, tal y como se ve en su famoso imperativo categórico: "actúa  de tal forma como si fueses un monarca universal". Esta definición fundamenta en forma de analogía a priori toda conducta moral en la concepción nounémica de Ser Supremo, a saber, actuar como Dios lo haría. 

En la época filosófica e histórica de Kant el hecho de dudar o negar a Dios, el alma y el mundo por causa libre, suponía la eliminación del fundamento de toda moral universal. Como diría posteriormente Schopenhauer, Kant, ante el hecho de haber destruido todo conocimiento metafísico, resucita en parte a este último para poder fundamentar la moral y no caer en el relativismo y la ética situacional, ganándose el comentario sarcástico y despectivo de Nietzsche, el cual diría que Kant no es más que un "cristiano disfrazado". A tal punto llega esta última desvarío metafísico de Kant, que esta afirma que cada una de las Ideas trascendentales de la Razón pura nos libra del escepticismo empírico; y de la metafísica dogmática.

Ideas de la Razón Pura

Alma

Nos protege del materialismo psicológico

Mundo

Nos protege del naturalismo, la naturaleza que se sostiene a así misma y las leyes ciegas.

Dios

Nos protege del fatalismo y del escepticismo moral.


Es así que Kant es incapaz de basar una moral en la experiencia, teniendo que recurrir a la ideas metafísicias que no parten del conocimiento teórica, pero sí del práctico. 

Nota Final a las Prolegómenos 

Esta obra de Kant supone un bosquejo a su Crítica a la Razón Pura. En ambas obras, Kant pretende destruir por medio del análisis toda metafísica anterior, pues esta es mero conocimiento aparente. Sin embargo, Kant deja el terreno preparado para que se edifique una metafísica como ciencia, siendo la piedra angular de este proyecto humano su idealismo crítico, el cual afirma que todo conocimiento de las cosas por simples nociones intelectuales, o de razón pura, no es más que simple experiencia y la verdad no esta más que en la experiencia. 

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