La figura de Fichte en la historia de la filosofía ha sufrido de un doble eclipse, por un lado, de su maestro Kant, padre del idealismo alemán, y por el otro lado por uno de sus discípulos, Hegel, máximo exponente del idealismo objetivo. No obstante, el pensamiento de Fichte es de gran importancia, pues es el puente entre Kant y Hegel, entre el criticismo kantiano y el romanticismo alemán, además de ser el padre del nacionalismo alemán moderno, el cual expone en su famoso “Discurso a la Nación Alemana”.
Su filosofía teórica parte de la crítica a la concepción de “cosa en sí” kantiana, descartándola por completo y fundamentando todo conocimiento y realidad en el sujeto, en el “Yo”. Fichte, en su “Doctrina de la ciencia”, reconstruye las sendas argumentativas que supuestamente Kant descuidó en su “Crítica a la Razón Pura”, pues las teorías de Kant parten del órgano intelectual completo y dado, pero no de su formación y fundamento. Es así que Fichte intenta proporcionar una ciencia de los principios supuestos por las demás ciencias, una ciencia elemental, general y fundamental, una ciencia de la ciencia, cuna doctrinal del conocimiento.
Principios fundamentales de Fichte
·
Tesis: Yo A=A Identidad/Realidad
·
Antítesis:
yo no soy no yo A=no (no A) Oposición/Negación
·
Síntesis:
Yo pone yo frente al no yo Determinación/Causa
El primer principio es el de A=A, siendo que una A cualquiera
es igual al conocimiento que tengo de esa A, es decir, sujeto y predicado son
idénticos. Esta relación de identidad no en el objeto, sino en el Yo, pues es
este el que pone a la A como existente en relación de identidad con la A que
pone el Yo como conocida. Es así que de esta identidad se obtiene el principio
de “Yo soy yo”, siendo que el Yo se pone en la existencia, el yo existe
necesariamente para el yo. De este principio se concluye que toda cosa es para
el Yo por el mero hecho de que el Yo la pone en identidad consigo misma. A este
principio se le corresponde con la categoría de realidad.
El segundo principio se expresa en el enunciado “no A no es
igual a A”. Este principio no puede deducirse del anterior, pues es su
contrario. Es así que el yo opone un contrario absolutamente en cuanto a su
forma. No obstante, para que no A sea opuesto a A, el yo debe primero poner A
necesariamente, pues solo sabemos lo que es o no es no A en relación con A. Es
así que la esencia de no A es no ser lo que A es. Sin embargo, para que no A se
oponga a A, debe oponerse al Yo, siendo esto el n-yo, aquello que se opone
absolutamente al Yo. De aquí se concluye que el Yo al ser puesto en el yo por
el mismo, a su vez se opone al no-yo siendo este puesto por el yo en oposición
al yo. De aquí surge la categoría de la negación.
De los anteriores principios surge una contradicción. El Yo
pone al yo y a este se le opone el no-yo, siendo que en términos absolutos se
destruirían por completo debido a sus naturalezas opuestas. Sin embargo, aquí
entra en juego el tercer principio. Para Fichte, toda contradicción es aparente
y debe superarse en un principio nuevo y superior. La contradicción entre
realidad y negación se resuelve en la categoría de limitación, la cual es una
negación parcial que a su vez afirma. Es así que el Yo pone a un yo finito,
limitado por su opuesto, un no-yo a su vez finito que se define por la
limitación de ambos entre sí. Es así que el Yo infinito y primero pone un yo
finito limitado por un no yo finito, siendo este limitado a su vez por el yo
finito puesto por el Yo infinito.
Es por estos principios que Fichte fundamenta una ciencia del
conocimiento o doctrina de la ciencia de la cual partirá el resto de las
ciencias. Esta ciencia del conocimiento tiene como fin la exposición de las
condiciones de la intuición particular y de la sensación. Es a sí que el hombre
es solo hombre conociéndose a sí mismo, como yo; es decir, como esencia
intelectual, de sustancia espiritual, como ser inteligente necesariamente como
actividad libre y fuerza infinita.
“El Yo, sujeto absoluto, pone el yo y el no-yo como
recíprocamente limitables uno por otro. El yo se pone a sí mismo como limitado
por el no-yo y el yo pone al no-yo como limitado por el yo” (Fichte, Doctrina
de la Ciencia, 1811).
Primer Principio: Identidad
A pesar de ser un gran admirador de la filosofía kantiano,
Fichte fundamenta su sistema filosófico de una forma totalmente diferente a la
que lo hace Kant. Para Fichte, el conocimiento se fundamenta en la intuición
intelectual, en contraposición a Kant, el cual afirma que el conocimiento se
fundamenta primero en la intuición sensible. Esta intuición intelectual es el
resultado de entender que el yo soy yo es el objeto puro absoluto que no
necesita de demostración alguna debido a su clara evidencia.
No obstante, Fichte empieza por una proposición más sencilla,
cogiendo cualquier objeto empírico y extrayendo todo aquello que no sea igual a
lo único que no puede extraerse sin poder dejar de pensarse, es decir, la
proposición A=A. Esta proposición se obtiene de separar de un objeto cualquier
todo lo empírico hasta que no haya nada que pueda ser separado, es decir solo
que la identidad de consigo mismo.
Esta relación de identidad entre A y lo que se conoce de A
por el yo se denomina X. Esta relación no existe en sí, como “cosa en sí”, sino
como puesta por el Yo, siendo que el A como objeto debe ser puesto por el yo,
pues sino A no sería lo que se conoce A, siendo que X es lo mismo que decir Yo
soy, puesta relación solo es posible en la conciencia de Yo. Es así que desde
este principio llegamos a que todo es puesto por el Yo, siendo este puesto por
sí mismo por el mero hecho de ser. En el momento en que el yo se tiene por
objeto de sí mismo, este es consciente del sustrato de la conciencia, el sujeto
absoluto que pone al yo como objeto, el yo absoluto.
Segundo Principio: Oposición
Otro principio que es evidente por sí mismo y carece de
demostración es el de no A no es igual a A. Este principio, según Fichte no
puede ser deducido del anterior, ya que, si aplicamos este principio a no A,
obtenemos no A igual no A, una relación de identidad, llamada Y, la cual es
puesta por el Yo, pero no nos dice nada sobre la relación entre no A y A.
Es así que al poner el yo a A en identidad consigo mismo, a su
vez pone a no A en oposición a A, ya no A se determina en su materia por A,
mientras que su esencia es la de no ser A. Por tanto, en la acción de poner el
yo a A, a su vez pone en oposición a A a no A. De aquí sacamos que el no-yo,
aquello que es determinado materialmente por el yo pero su esencia es no ser
yo; no es igual al yo o si se prefiere, Yo no soy no-yo. El Yo, al ponerse a sí
mismo como yo, a su vez pone en oposición al yo al no-yo (categoría de la
negación).
Es así que el Yo al afirmarse en identidad al yo o a sí
mismo, niega en oposición al no-yo, el cual sigue siendo puesto por el yo. Autores
posteriores como Schelling o Hegel suelen identificar a esta no-yo como
Naturaleza, aquella que es exterior al yo, pone al yo y en oposición al no-yo,
¿cómo puede poner el Yo al yo y al no-yo sin aniquilarse mutuamente?, ¿cómo es
posible que exista un no-yo si Fichte niega la “cosa en sí”?
Tercer Principio: Determinación
¿Cómo A y no A, ser y no ser, realidad y negación pueden
concebirse juntos sin que se anulen y destruyan? Naturalmente, limitándose
recíprocamente, siendo que la relación Y la limitación de la relación Y la
limitación de los dos opuestos, uno por otro, y X designará sus límites.
Limitar una cosa es suprimirla, pero solo en parte. Es así
que de la limitación de algo entendemos que existe además de la noción de
realidad, negación y de limite encontramos la divisibilidad, la cual es
cantidad, pero no una determinada. Esta noción de divisibilidad, la cual es
cantidad, pero no una determinada. Esta noción de divisibilidad es la X
anterior, y la Y: el yo y el no-yo son puestos absolutamente como divisibles.
Tanto el yo como el no-yo son determinadas recíprocamente,
siendo que ambos se dividen la realidad conjuntamente. El Yo absoluto del
primer principio no es algo, simplemente es, es el yo al ser puesto por el
primero que recibe o se adueña parte de la realidad absoluta, el Yo, la cual
está divida de la que se apropia o recibe el no-yo, debido a su condición de
oposición, limitándose mutuamente y adquiriendo cantidad, siendo algo cada uno.
Es así que la premisa fundamental de la ciencia del conocimiento es “Yo pongo
en el yo al yo divisible al que se le opone un no-yo divisible”.
Por tanto, el no-yo, lo exterior al yo, la naturaleza, e
producto del Yo absoluto, ya que un No-Yo absoluto es imposible, pues es
afirmar la “cosas en sí”, cosa que es ilícito, ya que más allá de la conciencia
del Yo absoluto no hay nada, pues todo es puesto por el Yo absoluto en el yo
divisible y en el no-yo divisible, ambos puestos por el Yo absoluto, la
Conciencia.
-Juicio antitético: comparar las cocas en el carácter en el
que son opuestos (negar).
-Juicio sintético: indagar en los opuestos en el carácter en
que son idénticos entre si (afirmación). El caso del yo y el no-yo, el carácter
idéntico es el ser puestos por el Yo absoluto como finito y determinados
recíprocamente el uno al otro.
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