Por tanto, Dugin basa su clasificación de las corrientes políticas, expuesta en su libro La Cuarta Teoría Política (2013), se fundamenta en parámetros metafísicos-etnográficos, la cual se estructura en la dicotomía general entre fuerzas políticas occidentales y no occidentales. Las primeras son aquellas que surgieron de la cultura occidental, como el liberalismo, el socialismo y el fascismo, mientras las segundas son aquellas fuerzas políticas que rechazan completamente la tradición occidental, alineándose con las civilizaciones no occidentales como Rusia o el mundo islámico (Huntington, 2015).
Dejando a un lado los conceptos
metafísicos y místicos que inundan su teoría política (Dugin, 2013), puede
extraerse la siguiente clasificación de los movimientos políticos, los cuales
se dividen en conservadores, liberales e izquierdistas de la siguiente manera:
-Conservadores:
Fundamentalistas o tradicionalistas
Dentro del sistema de Dugin, las formaciones tradicionalistas o fundamentalistas son todas aquellas que reniegan de la modernidad y la cultura occidental, abogando por la reinstauración de los valores y jerarquías tradicionales para preservar la religión y la cultura tradicional, bastión de la civilización contra la deshumanización y secularización de la modernidad occidental. Ejemplos de estos movimientos podemos encontrarlos en las organizaciones terroristas islámicas como Al Qaeda o los talibanes afganos. Otro ejemplo lo encontramos en las sectas religiosas cristiana que defienden la vuelta a la interpretación literal del Evangelio y la vida en comunidad alejada de las instituciones modernas como el Estado o el Libre Mercado. Este sería el caso de los escritores rusos como Tolstoi o Dostoievski, los cuales afirmaban la importancia del cristianismo como baluarte de la moral y la comunidad frente a los desastres de la Modernidad Occidental.
Revolucionarios Conservadores
Los revolucionarios conservadores, según Dugin, tienen en común con los tradicionalistas su hostilidad, hacia los valores democráticos y burgueses propias de la Modernidad Occidental, pero difieren ampliamente en cuanto a los objetivos políticos y morales que persiguen. Para estos, el objetivo final no es la vuelta a la estructuras pasadas, sino la instauración de una sociedad nueva forjada en los valores de la nación, la disciplina y el sentido colectivo, la instauración de una Nación fuerte y separada de aquellos pueblos con los que no tiene parentesco, mezclando difusamente socialismo, nacionalismo y militarismo en formulaciones que recuerda al fascismo y al nacismo, aunque no se correspondan perfectamente. Es así que pensadores como Oswald Spengler, Ernst Jünger o Von Papen son claros representantes de este movimiento que se desarrolló en la República de Weimar.
-Izquierdistas:
Vieja Izquierda.
Este grupo representa a los restos del los antaño grandes grupos de izquierda, principalmente los grupos marxistas. Dentro de estos, Dugin recalca al trotskismo como el representante más extremo de este grupo en descomposición. Este reducto de recalcitrantes comunistas abogan por la revolución internacional y la destrucción del orden liberal a toda costa, implantando el socialismo más estricto sin tener en cuenta nacionalidades, religiones o culturas algunas, algo que se asemeja al las sectas maoístas que siguen existiendo en algunos lugares del Tercer Mundo.
Nacionalistas de izquierdas (nacional-comunistas, nacional-bolcheviques o izquierdistas nacionales)
Este grupo consta de todos aquellos movimientos actuales que mezclan posiciones socialistas con un marcado carácter nacionalista, promulgando la doctrina del socialismo en un solo país, luchando contra las influencias capitalistas e imperialistas que intenta socavar las entidades nacionales. Un claro ejemplo es le chavismo venezolano o la políticas de Evo Morales en Bolivia, defendiendo una posición marcadamente nacionalista y autoritaria, implementando mediadas socialistas para sustentar las metas nacionales. En Rusia, es interesante destacar el nacional-bolchevismo, movimiento que, inspirado por autores como Carl Schmitt o Jean Thiriart, propone tesis parecidas al fascismo, pero con los métodos revolucionarios propios de los bolcheviques, lo cual fue desarrollado por el ensayista y escritor ruso Eduard Liminov.
Nueva izquierda (neo-izquierda, postmodernos).
Esta rama de la izquierda es un grupo difuso de movimientos intelectuales y sociales que abogan por la destrucción de las identidades colectivas impuestas por el capitalismo occidental, abogando por la autodeterminación del individuo en total libertad, destruyendo las jerarquías de genero, raza o religión en otras. Autores como Derrida, Foucault o Butler son identificados con este grupo. Además, Dugin afirma que los movimientos políticos feministas, indigenistas, ecologistas y LGTB son propios de este grupo.
-Liberales:
Conservadores liberales
Los conservadores liberales pretenden mantener algunos valores tradicionales, pero sin entran en contradicción con los parámetros del libre mercado y la modernidad Occidental.
Liberales clásicos
Los liberales clásicos son aquellos que abogan por la autodeterminación del individuo, pero sin entrar en contradicción con los valores capitalistas, siendo toda conducta o pensamiento válido mientras sea consumible por el Mercado, tal y como lo expresa el autor.
Socialdemócratas clásicos
Los socialdemócratas abogan, según Dugin, a implementar reformas sociales para mejorar la situación de las clases más bajas y dar derechos sociales a colectivos marginados como el colectivo LGTBI o las minorías raciales, pero sin salir de las dinámicas capitalistas y occidentales.
Esta clasificación, tal y como lo
expone el propio Dugin (2013), no pretende desbancar la ortodoxia de la ciencia
política, pues para este autor, de marcado carácter nacionalista y
etnocentrista, dicha disciplina no es más que un instrumento teórico empuñado
por los intereses occidentales (Dugin, 2013). Dugin pretende fundar una nueva
ontología-política de carácter propiamente ruso y ortodoxo, a él mismo llama
neoeuresianismo (Dugin, 2013), una cruzada étnica contra el imperialismo
occidental y el delirio nihilista de la posmodernidad actual (Dugin, 2013).
A pesar de su excentricidad y su radicalismo, el cual llega a ser el gurú de la “nueva derecha”, la cohesión y carácter científico brillan por su ausencia en la obra política de este autor (Ancona, 2019), por el simple hecho de que se basa en la ontología fundamental de Heidegger, el cual es un firme opositor al pensamiento empírico y del “reduccionismo ontológico” del conocimiento científico (Heidegger, 1953).A pesar de carecer de todo talante científico y racional, la obra de Dugin es increíblemente valorada en todo el mundo, en especial por los miembros de la “nueva derecha”, como Steve Bannon (1953), analista político y asesor del ex-presidente de los Estados Unidos Donald Trump (2017-2021), el cual, autoproclamado como el “Lenin de derechas” es uno de los gestantes de los movimientos de extrema derecha en Europa, asesorando a formaciones políticas como Vox en España o Agrupación Nacional en Francia.
En definitiva, la obra de Dugin
puede definirse como una mezcolanza entre ideas reaccionarias y métodos
revolucionarios, siendo influenciado por autores tan dispares como George Sorel
(1847-1922), Lenin, Trotsky (1879-1940), Mussolini (1883-1945) o Spengler
(1880-1936), pudiendo ser catalogado su pensamiento político como de extrema
derecha, muy próximo al nacional-bolchevismo de Limónov (1940-2020). A pesar de
ser una teoría exótica y atractiva para muchos (Ancona, 2019), carece de toda
utilidad teórica y metodológica, y mucho menos sustituta de la clasificación
ortodoxa (Bobbio, 1995).
No hay comentarios:
Publicar un comentario