jueves, 4 de febrero de 2021

Unidas Podemos, la crisis de la nueva izquierda y la guerra sucia de la derecha

La izquierda española ha sufrido multitud de cambios y transformaciones, tanto, que el propio Partido Socialista Obrero Español (PSOE), empezó como un partido obrero fundado por un marxista, Pablo Iglesias (1850-1925), el cual defendía la existencia de un partido proletario con representación en el Parlamento para llevar la lucha proletaria en el propio sistema democrático burgués. No obstante, el PSOE dista mucho de aquel pequeño partido marxista, siendo en la actualidad un partido de centro-izquierda que nada tiene que ver con el comunismo y la lucha proletaria, sino que se aproxima al ideal socialdemocrático de los partidos de izquierda europeos. Una situación parecida sufre Unidas Podemos (UP), el partido de Pablo Iglesias (el actual), pero más que un cambio ideológico en función de los contextos histórico-culturales, sufre una degeneración o desgaste ideológico que ha hecho pasar a un protopartido de masas de tendencia marxista, a un partido en caída libre encajonado en la

corrección política y los dogmas progresistas de la nueva izquierda estadounidense. Con otras palabras, UP ha pasado de forma abrupta de un partido de tendencias comunistas, a un partido degenerado con un conglomerado de tesis feministas, ecologistas y progresistas, pero que ha olvidado a su verdadero núcleo de votantes, la clase obrera. No obstante, una cuestión se nos presenta de forma súbita: ¿Qué es el comunismo y porqué los sectores de la derecha parecen obsesionados con incrustar esta etiqueta a UP? ¿Tendrán razón las derechas de nuestro país, o no es más que otra estrategia electoralista, una guerra sucia encaminada a la conquista del poder político? Como diría Jack el Destripador, vayamos por partes.

Cuando la gente escucha hablar de comunismo, suelen pensar en regímenes como la Unión Soviética (URSS), Corea del Norte, la Cuba de Fidel Castro o China, incluso, algunos pensarán en el bando republicano de la Guerra Civil Española (1936-1939); no van mal encaminados, pues todos estos países fueron o siguen siendo comunistas, pero el comunismo no son solo estos países, sino que se extiende mucho más en la historia del pensamiento político. No obstante, podemos quedarnos con las ideas de sus dos más grandes pensadores, Karl Marx (1818-1883) y Friedrich Engels (1820-1895), ya que hacer una exposición del pensamiento comunista de forma exhaustiva sería tema de una tesis doctoral y no de un artículo… 

Estos dos pensadores, los cuales fueron amigos desde jóvenes hasta el final de sus días, realizaron sus trabajos políticos y económicos en una época muy distinta a la nuestra, la Europa del S. XIX. Tanto Marx como Engels fueron testigos de las contradicciones del sistema económico de la Revolución Industrial, donde los trabajadores de las fábricas y el campo, el proletariado y los campesinos, eran los medios de producción de toda la riqueza por medio de su trabajo, pero apenas recibían ganancia debido a los propietarios de estos medios de producción, los capitalistas burgueses, que absorbían casi toda la riqueza producida por medio de la plusvalía (porcentaje de beneficio). 

Ante esta situación, nuestros pensadores profetizaban el alzamiento de las clases obreras y la instauración de una dictadura del proletariado (Socialismo), donde los obreros pasarían a poseer los medios de producción y a reprimir a la clase capitalista burguesa, con el objetivo de eliminar progresivamente la propiedad privada y el Estado, al fin llegando el paraíso terrenal, el fin de la historia, llamado Comunismo. Esta visión de la historia y de su inevitable fin, se le llama materialismo histórico, el cual se sintetiza en la siguiente frase: “La historia de toda sociedad humana, hasta nuestros días, es una lucha de clases” Marx y Engels, el Manifiesto del Partido Comunista (1848).

Tal es la repercusión que tuvieron estas teorías políticas y económicas, que caló muy fuerte en multitud de movimientos obreros por toda Europa, Asia, y Suramérica a finales del S.XIX y el S.XX, que llevaron a acontecimientos históricos sin precedentes, como la Revolución Rusa (1917) o la Guerra Civil China (1927-1950) y otros muchos. Entre ellos, en nuestro país, algunos dirían que se encuentra Unidas Podemos.

El caso de Unidas Podemos es bastante curioso, a la vez que nos sirve de ejemplo de la deriva ideológica que ha sufrido la Izquierda política en los últimos años. El filósofo y revolucionario ruso Vladimir Lenin (1870-1924) expone en su libro La enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo (1920) como numerosos movimientos europeos comunistas de principios de S.XX, se alejan de la ortodoxia materialista y dialéctica de los movimientos comunistas, para incluirse en el juego democrático burgués, intentando mejor las condiciones laborales en vez de aspirar al comunismo, o por otro lado, caen en el idealismo revolucionario utópico, característico de los movimientos anarquistas, hippies o undergrounds . 

Unidas Podemos sufre algo parecido, pues empezó como una plataforma política de masas gestada en el 15M, el cual venía a revolucionar tanto el juego parlamentario, como a introducir nuevas teorías políticas de tendencia comunista (como la nacionalización de muchos sectores como la electricidad o la Banca). Unidas Podemos resucita en España y Europa el método revolucionario, adaptado al juego parlamentario, pues introduce a un enorme sector de la izquierda marginado por el PSOE en el Parlamento en Europeo y posteriormente en Congreso de los Diputados. Tal fue la consternación que produjo la irrupción de UP, que los sectores de derechas pusieron en funcionamiento toda la maquinaria propagandística y electoral, incluso surge un nuevo partido de derechas, Ciudadanos (Cs), retoño de Caixabank, el cual no es más que un contrapunto a Unidas Podemos para no destruir la simetría ideológica del Parlamento. A raíz de esto, Unidas Podemos es dilapidado por los sectores de la derecha debido a sus conexiones con Irán y la Venezuela chavista. Desde este momento, comienza, de forma lenta pero progresiva la deriva ideológica de UP. 

Entre los ataques de la derecha, las ineptitudes de su administración, las reyertas internas y el latente caudillismo de Pablo Iglesias, hace que estalle una crisis sin precedentes en la corta pero intensa vida política de UP. Vista Alegre 2 (Febrero de 2017) supuso el punto de inflexión de UP, ya que los dos clanes internos de este partido se enfrentaron duramente. Un ala más flexible y crítica (que ya no está en el partido) representada por Iñigo Errejón, y la otra más vertical y rígida, dirigida por Pablo Iglesias. Tras la derrota de los errejonistas y su posterior abandono en pos de crear un nuevo partido, Más Madrid, la plataforma política de Manuela Carmena, la cual nace dentro de UP, pero que se desmarca posteriormente debido al creciente centralismo de la dirección de UP, este se embarca en una espiral de fracasos, polémicas, conflictos internos y degeneración ideológica, UP pasa a ser la punta de lanza de la “Nueva Izquierda” política en nuestro país, envenenada con un buenismo infantil y apestando a corrección política, siendo el autoproclamado representante del feminismo, el ecologismo y guardián del colectivo LGTBI, provocando su suicidio ideológico al olvidarse del verdadero colectivo al que se debe de dirigir la izquierda, la clase obrera y campesina. 

UP ha sufrido los mismo problemas que sufrió Hillary Clinton, que perdió las elecciones presidenciales de 2016 de Estados Unidos, pues la candidata demócrata, la cual representa la izquierda en EEU, se centró en los colectivos discriminados como la comunidad negra o el colectivo LGTBI, olvidándose del grueso de la población estadounidense y que más impulso tiene en la aritmética electoral, el obrero blanco heterosexual de la población rural que inunda una inmensa cantidad de los estados de este país, que ha sufrido los efectos de la descentralización económica, la globalización y el auge de las grandes supermetrópolis como New York o los Ángeles.

La izquierda en nuestro país ha perdido su esencia original, pues el PSOE se encasilla en el pensamiento socialdemócrata único (llegándose a contaminar por la corrección política), mientras que UP se obsesiona con inmolarse ideológicamente y atrofiarse poco a poco hasta su muerte técnica en el juego político.

El comunismo, a día de hoy, no tiene cabida en el plano político actual, debido a que ya no existe la clase proletaria y el campesinado es presa de la mercadotecnia agrícola. Las condiciones histórico-culturales han cambiado de tal forma, que ya no se puede hablar de comunismo o revolución proletaria, debido a que el proletariado, aquellos que encarnaban los medios de producción, han pasado a ser una clase consumista y dependiente del sistema capitalista actual, no queriendo derribar el sistema, sino hacerlo más amigable. Unidas Podemos pretendía asaltar los cielos nacionalizando la Banca, ahora se contenta con la Banca se pinte de morado y no emita CO2. ¿Cuántas más elecciones tendrá que perder Pablo Iglesias para ver el harakiri político que ha cometido con el doble filo de lo políticamente correcto?


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